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Pequeña antología poética



De Materias de sombra (Monte Avila Editores, 1983)

MI QUERIDA CERVEZA

Siempre sueño ir nadando en una gran cresta de cerveza
desenfundo mi arma en pleno oleaje
y siento la espuma, música plena en mis orejas
pero no soy capaz de disparar
estaría hiriéndome al despertar
como el desesperado cuando la marea se levanta
juntando sus manos en la única súplica
la de entenderse con los muertos
y volar en pedazos el día menos pensado
No he podido encontrar muerte más bella
que la de suicidarme con cerveza
el gran secreto del oro de copas
atravesando mi garganta como una saeta
dulzura de ojos vacíos
Poesía
De noche inmensos chorros de cerveza
salen sin piedad de la tierra
arrastrándome a rincones
donde se pierde toda la vergüenza del mundo
mujeres funerarias salen de los confines
a besarnos, a morder nuestros labios en camas apagadas
con todo el silencio que destila el amor
en la gentil pornografía
riendo con ganas de la vida, como si regresando a nuestra casa
hubiésemos dejado herido el horizonte
varias gaviotas muertas y un lejano sabor a cerveza
que nunca nos humilla

LA TROMPETA CULPABLE

Hace una semana o tal vez más,
quizá hace dos, o un mes
sueño que toco la trompeta.
Una mujer me dice que no puede ser
que ella jamás imaginó un sonido tan sublime.
Pero yo la toco otra vez
y le demuestro que los sonidos salen
como flujo magnético
metiéndose en el almuerzo
y provocando exclamaciones
en los demás asistentes.
Mis dedos en los pistones
son pequeñas serpientes doradas.
Alguien que no veo me aplaude,
después mi mujer me golpea con una cuchara,
luego mi hijo me dice que le duele
el oído.
Yo sigo hasta formar parte de un conjunto
famoso por beber whisky en los ensayos.
después llega mi madre y me reprende
me dice que voy a despertar a los muertos de la cuadra.
Mi trompeta va a dar a su estuche de felpa.
Entonces la primera mujer me vuelve a decir
que ella no lo cree
que yo estoy soñando y que ella sin embargo
me ama.
Yo me despierto cansado,
viendo a mi almohada asustada
arañándome la cara.

EN EL PARQUE

                           A Reynaldo Pérez-So

He llegado otra vez a este parque
y me he sentado a oír el ruido
que hace mi conciencia.
Al pararme y parpadear, al sentarme otra vez,
al registrarme los bolsillos siento que algo
se agrieta en otra persona, vasos y botellas
caen de mesas que nunca he visto
y se rompen sin hacer ruido.
He venido a leer al parque y no puedo adelantar la lectura
si un niño me mira,
pues mis ojos me miran con los suyos
y sólo veo páginas blancas
sobre mis manos.
Si un pájaro vuela cerca de mí
No puedo verlo realmente, sólo presiento su aleteo
¿en mis oídos? ¿en un árbol situado detrás del sol?
Ignoro asimismo por qué hiero la hierba con mis pasos
y de dónde he sacado fuerzas
Para igualarme a las hojas.
El parque está ahí siempre, aliviando mi tentación.
Y ahora no sé si estoy en él.

LAS MADRES

Las madres no existen.
Van de un lado a otro
y no hacen nada preciso
pero bajo sus dedos
todo ocurre.
Nunca están completamente sentadas
o de pie
y cuando se acuestan
nadie las ve.
Las madres no existen.
Sólo aparecen
o desaparecen.

Del libro Baladas Profanas (La oruga luminosa, 1993)

LOS DUENDES

                             A Román Leonardo Picón

La amistad la inventó un duende solitario
que se paseaba entre los árboles desnudos.
se preocupaba por el futuro de los árboles
por las hojas muertas y el crujir intenso
y secreto de las estrellas.
La amistad la inventó un día
en que la melancolía de la soledad le subía por las piernas.
Llegó a la cima de una colina
y desde ahí divisó a otro duende solitario
que, como él, se venía deteniendo
entre los árboles.
Se dieron la mano. Hablaron de las cosas del mundo.
Y luego durmieron.
Al día siguiente los dos duendes eran uno solo.

ME OBSESIONA UNA IMAGEN

                                 A Gustavo Pereira

Me obsesiona una imagen que es muchas
Es la imagen de un patio llovido
Y de unas flores tímidas.
La imagen de un niño mirando las nubes
mientras un gato duerme sobre las hojas secas.
Es una vieja imagen que me sigue
cuando abro los ojos:
veo la cara húmeda del tiempo
y sueño, dentro de la hamaca,
con los inviernos rotos.
Mientras tanto
mi cuerpo cumple su destino de cuerpo
por estos arrabales, va por antiguas callejas
reconociendo fachadas en su paseo nocturno.
Entra el cine, al bar. Y bebe su ron solitario.
Tantas veces vine, tantas veces fui
buscando esa Nada, sin saberlo.

CAPACIDAD DEL OCÉANO

No puedo imaginarme qué otra cosa cabría en el mar
Como no fuese el océano
De un hombre en sufrimiento

LA SONAJA CHINA EN LA NOCHE OCCIDENTAL

                                            A Jesús Ferrero

Ese sonajero chino
es mi único compañero.
Por la hoja mínima de una ventana mínima
trae las claves de la noche.
Baila en un pequeño cordón
que colgó la mano de la amada
en la hora precisa.
El viento de la sierra
compite con los vientos del alma
para tocarlo suavemente.
¿Será posible tener el espíritu
como el de ese sonajero
para hacerle preguntas al mundo?
Pienso intensamente en quién lo fabricó
y anoto con la fidelidad de mi pulso
sus delicados latidos.

BALADA DE JOHN LENNON

Esta mañana abrí el periódico
Y me herí la cara
Con la fotografía de un niño
Que había cavado su fosa en el Dakota de Maniatan
Aquí en la tierra, cerca del Paraíso
Esta tarde abrí el periódico
Y mi para brisas voló
Me estrellé contra un poste
Y me abrí el cráneo
Al lado de los cables enredados
Estaban tus anteojos
Mirándome.
Señor Lennon, yo no pude dispararle
Soñaba con apretarle la mano.
Vendrá un día de paz, alguien lo verá
Y antes de que yo pueda verlo
Un perro de Liverpool
Ladrará a la luna.
Esta noche me acosté
Sobre las hojas de un periódico
Y las encontré cálidas.
Bendita poesía, para nada sirves.
No me queda ni para toarme contigo
Una cerveza, John.
Esta madrugada me dormí
Con la historia de un niño de 40 años
Entre las sienes.
Nadie sabrá cómo logré hacerlo.
Ese niño había catado para mí
Y ahora su cuerpo es dueño de sirte balas.
Me gustaría iluminarlo.

HE VISTO

He visto desde mi ventana cómo entra la noche con relámpagos ciegos a descomponer el sueño.
He visto cómo un automóvil se estrella y sale humo de la boca de los sobrevivientes
He visto cómo raptan a una actriz de la entrada de su edificio y cómo la recogen en una ambulancia por exceso de estupefacientes
Y la he visto después resucitar en la boca de un Director de cine
He visto desde la orilla de la calle cómo aludan a una señora para sacarle el oro de los dientes
He visto a los gritos arder en el aire y las detonaciones y los policías correr como galgos detrás de una noche asesina
He visto a un amigo mío desayunarse a la nada en la mañana más lluviosa
He visto a mi imposible esposa arder sobre el pavimento con los propios hijos míos
He visto la humillación del hombre sin piernas jugando con sus monedas en plena vía pública
He visto cómo el banquero toma despacio su café para calmar la sed de su chaleco
Lo he visto todo o casi todo
He visto familias enteras descabezadas en las páginas del periódico
Y a la mafia internacional merodeando por la esquina al cuido de la última remesa
He visto a la infancia correr al amparo de un cargamento de coca para toda la eternidad
He visto desangrarse al anciano que fundó el barrio en el banco del parque de su mismo barrio mientras daba maíz a las palomas
He visto robar medio miligramo en el mercado a una señora descalza que luego destapa el contenido de su compra y no ve más que una mosca volando
He visto a la mujer más bella del mundo pasar a un centímetro de mis ojos
Y he soñado también con invitarla a una playa azulísima de arenas cálidas donde podamos besarnos con las olas
Pero luego la he visto en el mismo restorán que yo con un tipo que hacía gárgaras de gaseosa
He visto la quema de la Biblioteca Municipal para instalar allí un congreso de Endocrinología
He visto hundirse un buque en la esquina donde expenden medicinas para los desahuciados
He visto a un hombre ceñir por la cintura a su propia infancia
He visto a una mujer abofetear públicamente a su marido en el nombre del más purísimo amor
He visto todo esto con mis propios ojos con estos mismos ojos míos que hubiera querido cambiar por un confortable juego de muebles
En donde pudiese reposar de tanto arrebato
Yo nací en una montaña virgen y antiquísima y no merecía tener estas visiones
El viejo río en donde me ahogué por primera vez se encargó de salvarme y darme respiración artificial
Me di el lujo de salvarme y lucir un clavado perfecto desde una piedra lustrosa hasta el fondo de un pozo
Y volvía a estar sano y salvo para ver estas cosas que os he venido narrando
Cosas que he visto a pesar de mí
Y de esta fabulosa gaviota viajera que veo cruzar por el aire
Mientras me despido hasta una segunda oportunidad


Del libro Proso estos versos (Círculo de Escritores de Cojedes, 1998)

SOY MI MUJER

Soy mi mujer
Estoy parado frente a mí
y veo su rostro
me sigo a través
del azogue de los ojos
y entro en un espacio blanco
que acaricia la lenta barba
del día
me asomo a ver el hombre
que hay dentro
está asustado de tanto expandir
el horizonte
el mar se calla en la punta de las piedras
y veo venir al mujer
y entrar a la hombre
en un mismo cuerpo

QUÉ DELICADA MUERTE

Qué delicada muerte es respirar
celebrar con el aliento cada instante
unir el fin al principio
con un hilo liviano
dormido sobre las horas del mundo
cada breve latido cada minúsculo sobresalto
forman parte del triunfo final
de la muerte
emblema perfecto
de todo lo vivido

SI UN PADRE

Si un padre
o una madre
nos piensan de madrugada
allá atrás
en el lejano pueblo
y nosotros aquí
despiertos de este lado
entonces podría pensarse
en que algo
alguna vez
iba a nacer

Del libro Rapsodias urbanas (Inédito)

A LA LUNA

                                      A Ennio

En el trayecto nocturno de regreso a mi ciudad
Miré al cielo y vi la luna. ¡Qué luna!
Largo rato estuve viendo su cara plateada,
Sus ojos esfumados, su nariz y su boca
Que siempre suspira desde allá, tan lejos,
Y sonríe, para que seamos felices.
Qué sería de la noche y de nosotros
Sin su luz: unos seres solos, amargos,
Sin ese disco que nos acompaña, nos entibia la piel
Antes y después de nacer y morir.
No concibo nada sin su presencia,
Nada de lo que hacemos puede alcanzarla
Ninguna palabra tocarla,
Nada de versos, señores poetas de la noche,
Nada de este ejercicio cojitranco del verbo,
Ella está arriba suspendida, flotando, planeando
Sola y muda para nosotros: sólo hay que verla
Como uña, hoz, pelota, bola dulce con sus livianos cráteres,
Sus valles llenos de nervios secos
Y su aire sin peso que nos deja instalados
En el viejo silencio de los tiempos.

EL BANQUETE DEL TIEMPO

                                  A Elisio Jiménez Sierra

El tiempo, que todo lo borra.
El tiempo, que pasa frotando su mano sudorosa en los poros abiertos del día
Deja caer su humedad en los músculos trémulos del calendario
Pasa planeando en forma de avión encima de los retoños que nacen cada día sobre la tierra
Los vigila y ve con su ojo único que no parpadea
El tiempo que apenas se detiene en las puertas de viejos edificios para soplarlas
Y preguntar por familiares idos
El tiempo hinchado de su propia soberbia caza iguanas en los desiertos patos en los lagos conejos en los bosques
Y antes de devorar a los pobres animales que construyen la tierra los perdona por un día más
Va anotando en su arrugada libreta los suspiros de los amantes
Para convertirlos luego en bostezos
Los contabiliza como días o años y entonces se detiene un instante
En el rostro de los ancianos para acariciar sus arrugas
El tiempo pasa su lengua salada sobre las costillas del mar
Pudre el tronco padre de los árboles el hígado el corazón los pulmones
Sólo el cerebro se salva es el único que puede sobrevivir al horrible asalto de sus uñas
El tiempo que se derrama como una inmensa ola de vacío sobre el espacio
Y cubre el todo con la nada llena de todas las nadas
Sólo hay un hueco profundo que cae en otro y no permite más interrupciones
El tiempo entonces inocula células mortales en la espalda de la vida
Y ella responde con un grito seco que se oye en el confín de la noche
Allá donde el mar disuelve ese sonido en sus olas y murmura algo
En el oído de los marineros cuando pescan en alta mar de madrugada
El tiempo más veloz que la luz y que el cuadrado de la luz multiplicado
Por la masa de la luz podría caber en la cabeza de un alfiler
Que desplaza su energía hacia los cuatro puntos cardinales hacia el cubo de las cuatro estaciones
Te hace ganar y perder Cuenta tus pasos en la calle
Con la tenues agujas del reloj
Miras tu muñeca en tu migaja de cotidianidad para comprobar que lo tienes
Pero es sólo una ilusión
Es sólo un espejismo de tu propio sueño
Que te persigue en el día e intenta recobrar tus ojos
El tiempo líquido que se esparce en las persianas de los dormitorios
El tiempo gaseoso que deja su olor de pétalos podridos en las despedidas
El tiempo mineral que te asalta a la salida de los cines
En donde has intentado matarlo en la infancia
Luego ya hombre en los libros y las mujeres
Y en las interminables bocanadas de humo de tabaco que has aspirado en las fiestas
Y en los tragos de alcohol que te acercan cada día a la locura
Pero no puedes no puedes
El tiempo se mete en tu cama para hacerte su hipócrita compañía
Y apenas logras deshacerte de él durante el espejismo del sueño
Le sacas le empujas le llevas hasta la puerta y lo pateas muy lejos
Y el regresa en forma de sobre de correos deslizándose bajo la puerta
Te sube por los zapatos te lame el tobillo y te da un coscorrón
Para que despiertes de la modorra del espacio
Mantiene una sucia pelea con la eternidad donde luego después terminan abrazados
Y la eternidad llora como una muchacha desengañada cuando lo ve alejarse
Detrás de las nubes del horizonte
Más tarde se vuelve un gas para corporizarse en forma de mujer
Que te invita a que le invites una cena
Aceptas finalmente la invitación y te sientas a la mesa a compartir el banquete
Ves cómo caen los días convertidos en migajas desde el borde de la mesa
Y no puedes contener tu lágrima miserable
Haces la triste sobremesa
Hasta puedes oír un valse de Chopin
Y luego duermes
Duermes para recuperarte del embotamiento de la vigilia
Y los sueños te otorgan esa mínima recompensa
De interpretar algo intraducible
La intuición te conduce por los laberintos de las imágenes
Hasta demostrarte que tu inteligencia no sirve para mucho
Excepto para una cosa: para matar el tiempo
Matarlo olvidar que existe que está ahí
Con su boca presta a lamer el resto de paz que aún te queda
Te llama por teléfono a diario para cobrarte tu cuota de deber
De hacer algo que permanezca para que él te justifique
Para que tu memoria no quede sepultada en el tedio de la eternidad
Tarde o temprano se va a hacer tarde
Temprano o tarde se va hacer demasiado temprano
Temprano o tarde va a ser tarde para llegar a la hora justa
He ahí el dilema
Mientras tanto los aviones se mueven en los hangares como moscas en la mesa del banquete
Los barcos en las bahías parecen cruces en el camposanto
Los automóviles cápsulas ingeridas por los barrancos
Vayas o no tú en ellos da lo mismo
Has ido y has venido y has aguardado ese instante
En que la amada te abría los brazos como una aurora
Y has visto en los ojos de la hija un resplandor rubio
Que te habla del fragante sueño de la juventud
O bien tu madre te despedía con sus ojos casi ciegos
Y te decía hijo mío aprovecha bien el tiempo
Tu madre tu mujer tu hija y tú mismo que eres tu propio padre y tu propio hermano
Son parte de este gran banquete al que asistimos desde siempre
Sin haber sido invitados

EL MAR

En las retinas de La Guaira
Duerme el cangrejo
Arropado de olas y arena
Duerme la sirena cantando entre las rocas
El sol las funde y las convierte en viento
En el alma de Puerto Cabello
Los marineros fuman pipas
Y arrojan el humo al cielo
Pescan navajas en los arrecifes
Bucean langostas como carnadas
Para alimentar la esperanza
En las pupilas de Paraguaná
Las ostras se mueven en los manglares
Buscando labios de mujer
Las gaviotas zambullen su pico
En el mar de los tormentos
Y los alcatraces queman sus ojos
En el choque con lo azul
Por las venas de Macuto
Corre un río de almendrones y uvas de playa
En cuya ribera se sienta Reverón
Tras las cercas de los balnearios
Los viejos hallan ilusiones perdidas
Y las mujeres solas vuelven a nacer
En los muelles de Puerto La Cruz
La eternidad va por los malecones
Sin brújula
Con un dulce golpe en la cabeza
Se asoma a ver los crepúsculos
Y a contar las arenas del mar
En las bahías de Juan Griego
Los niños chapotean en las olas
Con el Paraíso
Comen carne de pescado
Adobada de cielo
Y llevan tatuajes de amor en la frente
En la soledad de Chichiriviche
Se hunden las penas como globos reventados
En medio de las barcas quietas
Sentadas en el agua
En cuyo fondo
Los pulpos quieren abrazar su pasado
En el frenesí de Playa Colorada
Una palmera organiza un congreso de pájaros
Y un viejo lobo de mar
Invita a una fiesta sexual
En horas de la madrugada
Piernas y nalgas senos y cabelleras bocas y más bocas
Se vislumbran en las fogatas
Para ser poseídas
En las arenas sumergidas de Adícora
Las tortugas comen futuro
En islas desoladas
Y los paseantes montan en veleros
Que van al horizonte
Alhajas brillan en los fondos turquesa
De los estanques y las perlas se esconden
Para siempre
En los ojos de los Puertos del Mundo
Hay ángeles vigilantes
Que cambian un sueño por un pez espada
Sus alas huelen a sargazo
Y de sus piernas cuelgan manojos de algas
Que flotan luego en la superficie
De las lagunas
Son los ángeles que cuidan los abismos
En las profundidades remotas
Hay ojos de animales ciegos
Que desean nadar hacia el fondo de sus vidas
En el alma del mar
En las pupilas del océano
Un dios tranquilo vigila la tierra
Para que no se caiga

1 comentario:

  1. Saludos,
    Cuánto gusto encontrarle en la red con esta pequeña Antología Poética.
    Un gran abrazo.
    Lamenté no encontrar correo donde escribirle.
    Mi email para contacto:
    lenguajealdia@gmail.com

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